Alrededor de 30 jóvenes, entre estudiantes de lutería y tallado, necesitan de equipamientos para seguir aprendiendo.
En Urubichá, una localidad ubicada en la provincia Guarayos al noreste del departamento de Santa Cruz, son famosos por su talento para la música y por su habilidad para fabricar instrumentos.
En el Instituto de Formación Artística “Coro y Orquesta Urubichá” saben lo importante y valioso que es formar recursos humanos dedicados a la lutería. Sin embargo, como afirma su rectora Adelina Anori, enfrentan varios retos, como la falta de equipos y herramientas. Los estudiantes y profesores, por ejemplo, tienen que acudir a las carpinterías de la zona.
“La gran dificultad que tenemos es que no contamos con maquinarias adecuadas; por ello, tardamos en la fabricación de instrumentos, porque tenemos que salir a buscar quién nos corte la madera y pagar por este servicio”, apunta Anori.
Actualmente en el instituto se producen violines, pero la apuesta es convertirse en una fábrica de chelos, violas y otros instrumentos de cuerda. “Para el Instituto es importantísimo producir instrumentos, porque así no tendríamos que comprar en otros lugares. Incluso podemos vender nuestros instrumentos a nivel nacional e internacional. Tenemos que fortalecer este programa. Tener la maquinaria nos facilita la enseñanza y la producción”, acotó.
Actualmente, el Instituto tiene un programa de capacitación de lutería, que dura seis semestres y cuenta con 15 estudiantes. Otro número similar se especializa en el tallado de madera. En total son 30 jóvenes dedicados al área de carpintería. “Estamos trabajando en un proyecto para que se conviertan en carreras a nivel técnico medio y superior”, dijo.
Para Anori el apoyo de APAC es fundamental… “Siempre nos abre sus puertas y nos ayuda”. Este lunes 6 de marzo, el padre Piotr Nawrot, Ana Luisa Arce, Eduardo Fernández de Córdova y Percy Añez Castedo, integrantes de la asociación cultural, harán la entrega oficial de equipos e instrumentos valorados en más de Bs 21.000. Una donación realizada por la voluntaria Annie Copponex, una boliviana que desde hace cuatro décadas recauda fondos en Londres para los músicos de las Misiones de Chiquitos.